Frank Parada y su cocina curiosa en Dining Room
En Valencia, estado Carabobo, Frank Parada, chef de Dining Room tiene una propuesta muy personal que habla de una despensa nacional bien utilizada, de aprovechamiento máximo de los ingredientes y de sabores que florecen a través de la curiosidad de quien cocina
En Venezuela es bastante común escuchar más sobre la movida gastronómica caraqueña, mientras que poco se sabe sobre lo que sucede en el interior, actualmente y hay unas joyas que merecen ser compartidas para que dejen de ser un secreto local y de otras ciudades se entusiasmen a conocer y saborear otras propuestas.
El restaurante escondido en una panadería
Hablando de joyas escondidas, en Valencia, por Guataparo, está Coffee Market, una pastelería, panadería y bodegón que al entrar, muestra una oferta bien chévere de productos. Sin embargo, si caminas hacia la izquierda del lugar y llegas al fondo, encontrarás una puerta que, cual speakeasy, del otro lado te revela un sobrio salón comedor, con una maravillosa y cálida luz natural que cuenta con una maravillosa terraza al aire libre que invitan a vivir una experiencia diferente, donde el buen comer y el buen beber son la prioridad del lugar.
Dining Room es el restaurante donde el merideño Frank Parada está dando de qué hablar junto a sus socios y un equipo profesional que cambian la dinámica gastronómica local.
Parada fue criado por su abuela, quien le despertó la curiosidad por la cocina, sus procesos y los ingredientes. La señora disfrutaba cocinar sola y poco a poco le fue revelando sus secretos, aunque tardó un tiempo en revelar la información.
La fascinación por la cocina lo llevaron por muy buena escuela: estuvo en Santo Bokado con el chef Beto Puerta para luego viajar a Lima y ser parte de la brigada de Juan Luis Martínez, el venezolano que encanta en Lima con sus propuestas: Mérito, Clon, Demo, etc.
Motivado a regresar a Venezuela, llegó a Valencia donde realiza un impecable trabajo, en sociedad con Sofía y Jonathan, una pareja que cree en la excelencia, en el trabajo del día a día y en ofrecer calidad sin escatimar en los detalles.
Parada es sumamente aplomado y sobrio. No se le da el show ni el alboroto pero, desde su sonrisa tímida, su personalidad se revela en los platos que prepara. Su formación lo lleva a la investigación, a utilizar la despensa nacional y a aprovechar los productos del Amazonas venezolano, dando como resultado la cocina mestiza.
Cocina mestiza
La propuesta de Dining Room ve el mestizaje de una forma muy distinta a como la entendemos en el país. No necesariamente habla de una culinaria relacionada con la conquista española. Es un homenaje a las colonias que han llegado a lo largo del tiempo a Venezuela y han influenciado en la gastronomía del país. También hay un importante uso de ingredientes amazónicos.
En esta sala de comidas tienen la intención de ofrecer opciones que salgan del “más de lo mismo” que se consigue en Valencia y se agradece profundamente. También hay un fuerte compromiso en cuanto al aprovechamiento de producto: además de poder disfrutar de un buen cordero, lo que queda de la paleta se utiliza para hacer hamburguesas más casuales.
Este espacio es valioso por varias razones: no solo cuenta con un gran cocinero al que le dejan ser y hacer. Sus socios, entre ellos, Sofía Cárdenas Branger junto a su esposo Jonathan Faría Alves, tercera generación de familia portuguesa, es el disruptivo de la familia y durante todo el tiempo que ha trabajado, siempre ha buscado ofrecer opciones diferentes y de nivel a la sociedad valenciana. No en vano, la mejor discoteca que tuvo la ciudad, Living Room, era de él.
La experiencia gastronómica se complementa gracias al sommelier Pasqual Lampariello, quien es el responsable de armonizar todo el menú así como de desarrollar una carta maravillosa sin alcohol y “aguas frescas” que hay que degustar cuando vayas a visitar.
La vajilla es del estudio merideño Mikú, uno de los talleres más famosos en Venezuela, responsable de hacerle los platos a muchos restaurantes importantes del país.
El diseño del espacio estuvo a cargo de Fran Beaufrand junto a Sandy Jelambi, quienes recrearon una biblioteca monocromática de objetos curiosos y un mobiliario minimalista de muy buen gusto. Cuenta también con una agradable terraza rodeada de un paisajismo que invita a tomarse unos tragos al aire libre.
¿Qué comer?
Dining Room cuenta con dos opciones: menú degustación o a la carta. Para los entusiastas de las degustaciones, la de aquí merece la prueba. Sin embargo, los locales van mucho a comer el resto de la carta porque su oferta de comfort food es maravillosa.
Es importante destacar que la forma en como Frank maneja los cereales y tubérculos para transformarlos en crujientes y en purés es maravillosa e imperdible.
De lo que probé el día que los visitamos, celebro todos los platos:
El pan de bienvenida, elaborado con maíz morado y acompañado junto a la mantequilla con polvo deshidratado de ají es espectacular. (A veces puede sustituir el maíz por un tubérculo y es igual de fabuloso).
Bites de chicharrón con BBQ de piña y ají fermentado. Pida este plato completo porque en degustación no es suficiente. Los trozos, crujientes, tienen el punto de sal perfecto que le van ideal con la bbq y el ají.
La coliflor steak es una delicia para quienes disfruten de las texturas.
El pescado curado con emulsión cítrica de papa, aceite de clantro, ají Murupi, lechosa verde y quinoa negra es una delicia. Lo presentó en la cena de CORDERO y fue bastante celebrado.
Pulpo rostizado sobre puré cremoso de yuca, crujiente de mañoco y lenteja beluga es una delicia en texturas y sabores.
Res, maíces & funche aliñado: lomo de res, funche aliñado, espuma de maíz, maíz desgranado cocido en mantequilla tostada, mazorca bebe + crocante de maíz azul. Los cortes son maravillosos y los crujientes son un acompañante ideal para este plato.
Los postres: este sitio es una maravilla para cerrar con broche de oro.
Chocolate Roasted: enaltece el chocolate venezolano así como los sabores típicos latinoamericanos con una salsa de chocolate infusionada con naranja, canela y clavo, un bizcocho húmedo con café local, que conecta con una mousse ligera de chocolate cubierta con granola de nibs de copoazú bañados en chocolate de copoazu al 57% + láminas de leche y cacao crocante. ESPECTACULAR.
La Guanábana: una mousse suave y cremosa con una granita, más un gel de fresa criolla que añade una nota dulce/cítrica y cristales de naranja. Equilibrado por el caramelo salado artesanal y terminado con un crujiente merengue.
El falso arroz con leche, le va a encantar a los entusiastas de este postre. Tanto texturas como sabores están divinos y no llegan a ser sabores empalagosos.
El quesillo de la casa, está en su punto. Una delicia.
El trabajo que se realiza en Dining Room es de nivel, honesto y hecho desde las ganas de hacer las cosas bien, de escuchar al comensal, de entender y hacer entender sin imponer. Aplausos para el trabajo honesto y de buen gusto que se realiza en esta sala de comidas mestizas.
Es un lugar para agarrar carretera y viajar hasta Valencia para comer muy bien.
COORDENADAS PARA COMER EN LA MEJOR SALA DE VALENCIA
Urb. Guataparo, Edif. Coffee Market, diagonal al antiguo *Living Room*, Valencia, Carabobo 2001