Ligia Velásquez

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Fusión a la carta celebró su X aniversario y conmovió con las historias compartidas

Me complace compartir que una vez más, en el mes de noviembre, formé parte del jurado del concurso Fusión a la carta que, este año, cumplió su décimo aniversario

El evento organizado por las marcas McCormick y Maizina Americana de Alfonzo Rivas & cía, año tras año, sorprende no solo por la participación de tantas personas si no por las historias que los acompañan alrededor de las propuestas con las que participan. Sin embargo, esta edición fue muy especial porque por primera vez en años, las recetas no formaban parte de la crianza con las abuelas (mujeres clave en la crianza venezolana) si no por otros relatos que inspiraron y a más de uno “enguayabaron”.

Por primera vez en la historia de este concurso hubo empate en el primer lugar

Los participantes Gael Zapata, estudiante de la Academia ATF y Elisa Visconti, del Instituto Superior Mariano Moreno compartieron el premio.

El apureño Gael Zapata, de la Academia ATF, destacó con sus buñuelos vegueros para rendir homenaje al lugar donde se crió. Además demostró ser símbolo de perseverancia: ha participado en las últimas tres ediciones del concurso y conserva las fotos y las recetas con las que intentó quedar en años anteriores. Tan emocionado estaba que durmió con el delantal puesto y después de la premiación se fue al estadio Monumental para ver el partido, con el delantal puesto.

En el caso de Elisa Visconti, estudiante de cocina en el Instituto Superior Mariano Moreno, ella escogió representar la familia y lo que es cercano a ella: los sabores italianos con los que ha crecido durante toda su vida.

El segundo premio se lo llevó Lola Bartola López, quien además de tener un nombre maravilloso, compartió su origen: Tocorón, un lugar conocido por pranes pero también lleno de gente trabajadora como ella, quien día a día trabaja como enfermera de Trabajo Social en el Hospital Central de Maracay, en el área de oncología y cuidados paliativos, donde está rodeada de sufrimiento y tristeza. Con intenciones de cambiar su vida y por recomendación de un ser querido, decidió aprender pastelería en la escuela de cocina Chantilly, en Maracay, para mejorar los ingresos de su casa y hacer algo que la hiciera feliz.

Su postre estaba hecho con mango y parchita. Para ella, el mango es más que una fruta… es símbolo de un alimento que calmó el hambre, cuando en épocas anteriores era complicado conseguir comida. Fresco y suave, esta propuesta estuvo llena de mucho amor en cada bocado.

Un buñuelo, esponjoso y cremoso con sabor a café

El tercer lugar se lo llevó Iván González, panadero y aprendiz en Azú Pastelería, quien hizo "un cafecito”: un buñuelo en pan brioche relleno de crema donde estaban presentes el café, el cacao y el ron.

El público también premia

Y es que siempre se comparte en tiempo real los participantes para que el público vote por el plato que más le llama la atención y en esta oportunidad, la ganadora fue Isabella Centofanti quién preparó «Hablemos del calalú«, la estudiante de la Academia de Gastronomía de la Universidad Católica Andrés Bello (LAGA).

Con un acumulado de más de 2600 recetas participantes, 184 finalistas y 39 en ganadores a lo largo de una década, Fusión a la carta es un concurso de cocina que cada año se reinventa y que tiene la intención de seguir aportando a quienes participan en él. Durante su trayectoria ha abierto espacio para distintos perfiles, que día a día destacan en escuelas de cocina, así como aprendices con aspiraciones a seguir creciendo.

Además, quienes integran a las marcas patrocinadoras, son personas que creen genuinamente en hacer cosas con propósito, con elegancia en las formas. Lo mismo sucede con el jurado conformado por Ivanova Decán Gambus, Merlin Gessen y Francisco Abenante, todos con distintos perfiles dentro de la gastronomía pero con un valioso aporte desde su especialidad y puntos de vista.

Fotos cortesía Fusión a la carta.