Voltaria, el pequeño restaurante donde hay que comer

Atención queridos lectores: si ustedes están paseando por Oporto y se cruzan con este lugar, frenen y hagan la cola hasta que les toque su turno.

Entiendo que más de un venezolano que pensará: “amiga, yo no hago colas” pero la verdad es que un secreto viajero efectivo es que restaurante/bar/pastelería/panadería donde vea gente haciendo fila, pues algo estará haciendo bien.

A mi me vieron con cara de pocos amigos cuando pedí esperar. Negociamos: mientras yo esperaba, el otro tomaba fotos y cuando me hizo el relevo yo aproveché de comprarme una bufanda de lana portuguesa que deseaba 😹.

Este diminuto espacio que cuenta con 5 mesas dentro y 2 en la terraza, es uno de los mejores sitios que probamos en Oporto.

Con comida típica casera, esperamos alrededor de una hora para comer aquí. No somos amigos de la espera pero algo me decía que lo merecía.

Así las cosas, cuando nos tocó, pedimos unos profiteroles de atún, unos pastelitos de hojaldre con espinaca, un pulpo con papas y una carrillera con puré para luego finalizar con una “Bomba de la felicidad” o copa de crema con galletas tan trituradas como la arena y una crema de huevo on top (una delicia).

Este sitio no acepta reservas pero de corazón, vale cada minuto.

Paula te atiende, te sirve y te cobra. Siempre sonriendo y con paciencia.

Tienen las #francesinha un plato típico que consiste en un emparedado típico de la cocina lusitana moderna que lleva pan de molde, salchichas portuguesas, jamón, filetes de carne y queso derretido, pero el toque distintivo se lo da una salsa picante que se prepara con cerveza y tomate, también conocida como molho. Lo confieso, no pude con ese plato, de solo sentir un mordisco de esa bomba, me iba a morir pero al parecer, ahí es famoso.

Conoce más por @petisqueiravoltaria