¿Por qué no hago críticas como Anton Ego cuando como en restaurantes?

Disney, Disney, Disney… una marca que amo pero que en algunos casos, nos ha hecho mucho daño con algunos mensajes…

Y en este caso, Anton Ego, el crítico en gastronomía que ponía a temblar a los restaurantes en la película Ratatouille es un personaje que muchos buscan como referencia cuando se desea hablar de crítica gastronómica. Terrible… para mi no representa lo positivo de la restauración si no la destrucción.

Es importante aclarar que, uno se forma como crítico y hay escuelas maravillosas para hacerlo. Yo, aunque no tengo dicha formación académica, sí me he dedicado durante todos estos años, en aprender para escribir de una forma acertada sobre el tema.

Sin embargo, en una opinión muy personal, hacer crítica gastronómica en Venezuela es un tanto compleja y aquí expongo mis razones:

  • Nos encanta el morbo, el chisme y muchos creen que críticar es destruir al establecimiento. No es así. Los críticos gastronómicos pueden leerse como personas muy duras al expresarse pero cada palabra debe estar justificada. No se trata de si te gustó o no. Debes explicar por qué el sitio es bueno o deficiente y hacer los llamados de mejora de forma coherente y respetuosa. Son pocas las personas que saben hacer buen uso de este recurso.

  • Algunos autores dicen que estos son contenidos subjetivos, otros difieren y tratan de ser lo más objetivos posible. Insisto, de cualquier forma, debes justificar por qué el sitio llena o no las expectativas y demostrar que sabes de lo que estás hablando.

  • Para escribir sobre lo que sea hay que investigar a profundidad, entender la razón de ser del local, comprender el comportamiento y no hablar por una experiencia puntual de la que sacaste conclusiones que pudieran ser erradas. A veces, somos muy irresponsables emitiendo juicios que son producto de un chisme o incluso un mal día.

  • “Somos hijos de Lupita Ferrer y Raúl Amundaray (probablemente los Millenials y Centenials no sepan quiénes son). Con esto quiero decir que somos dramáticos por naturaleza y no somos una sociedad preparada para recibir observaciones ya que, todo nos lo tomamos personal y nos cuesta escuchar en qué podemos hacerlo mejor. Hasta que no maduremos en este aspecto, las observaciones dificilmente serán bien recibidas.

  • Tener acceso directo. A diferencia de la mayoría de los influencers, yo sí tengo acceso y en la mayoría de los casos confianza, con los chefs, dueños, socios y miembros del equipo de los restaurantes. Ese acceso me permite compartir mis observaciones sobre sus propuestas y servicios directamente. Procuro, desde el respeto, brindar mi feedback completo y son ellos quienes deciden si lo toman en cuenta o no, si les gusta o no. Pero al hacerlo de una forma respetuosa y con palabras clave, puedo exponer mi sentir.

    En mi caso y por cómo manejo mi cuenta, no tengo interés en hablar de los sitios mediocres o que no tienen nada interesante que ofrecer más allá de un espacio bonito. Yo escogí hablar directamente con la fuente y quienes me siguen y me conocen, saben que me pueden preguntar sobre cualquier sitio y procuraré brindar una información lo más completa posible.

  • Trabajar en una empresa de servicios, te enseña algo valioso: las redes sociales son una gran herramienta de trabajo pero, un movimiento en falso y son una amenaza para cualquier cosa que hagas. Te destruyen. No tengo problema en que la gente exponga su experiencia, buena o mala. Pero… toma en cuenta que siempre puede haber errores. Aún más importante, así como disfrutas drenando y diciéndole al mundo lo que te pasó, recuerda que si hay una corrección, una mejora o fuiste tú quién cometió el error, por favor también sería prudente publicarlo.

    Hay más de un individuo que prefiere hacer un reel, un story o un tiktok hablando de lo mal que les fue, porque el algoritmo les va a subir los views o followers pero cuando se enteran de que parte del problema es por algo que ignoraban o porque lo hicieron mal, ninguno hace la corrección y ya hicieron daño. Por eso y porque he podido estar en una situación similar con ganas de denunciar ciertas cosas, procuro llegar directo a la fuente y hacer mi observación (positiva o negativa) en privado y sin perder la elegancia.

  • Cuando leas una reseña, aprende a diferenciar una crítica de un impulso de marca. Quien hace crítica, paga sus cuentas. Quién hace impulso de marca usualmente es invitado al establecimiento y la cuenta es cortesía de la casa. Eso sí, existe gente seria y responsable que aclara a los establecimientos que, aunque sean invitados, solo habrá publicación en caso de considerar que el lugar es bueno. Otros sencillamente trabajan por capitalizar sin importar cuan irresponsables sean sus contenidos “más bulla que la cabulla” (pilas con esto).

  • Otro detalle importante: no todo el mundo sabe comer. Así que cuando busques la referencia de un sitio, busca personas con el paladar educado. No importa cuántos followers tenga en su cuenta, no importa qué tanto sepa de otros temas, NO TODO EL MUNDO SABE COMER.

  • Entre gustos y colores… algo que me gusta del tema gastronómico es que puedes leer a gente experta en el tema pero no compartes los mismos gustos y eso es maravilloso. Eso no es ni bueno ni malo, solo que si buscas recomendaciones de lugares dónde comer, es importante que consigas aquella persona con la que te identificas con sus gustos para que disfrutes los lugares.

Como he dicho en otros textos, a los restaurantes hay que darles tiempo para que se adecúen y en muchos casos, se les pueden dar tres oportunidades (en distintos tiempos), para evaluar su evolución o involución. Vivimos en un país donde el acceso a productos de calidad siempre está amenazado: una temporada se consigue todo, otro día no hay nada y hay que hacer milagros. El día a día hace que en Venezuela, los cocineros que deberían estar creando y experimentando, deban ocuparse de cosas operativas para mantener el establecimiento. Por eso, investiga bien antes de hablar sin conocimiento.

Eso no significa que entonces nos veamos en la obligación de hacer puras reseñas bonitas porque la gente se quedó en el país e invirtió. Tenemos que ser exigentes porque estamos pagando por una propuesta y un servicio. Pero el día que decidamos escribir para compartir sobre un sitio, sepamos la responsabilidad detrás de cada palabra.

Aquí les dejo este texto que conseguí y que expone distintos puntos de vista de diversos críticos en gastronomía: todo es válido, no hay una sola verdad absoluta.

Lee más por Lo que debes saber para hacer crítica gastronómica.

Mafe Sotillo Lairet