Tras bastidores: las manos que enriquecen los restaurantes de Cartagena
ASOCOMAN, DONDE LAS MUJERES QUE TENÍAN POCA FE, AHORA FACTURAN
Para entender parte del proceso creativo de Celele, nuestro viaje a Cartagena inició en Montes de María donde conocimos Asocoman, Asociación Agropecuaria Comunidad El Mango, compuesta por productores de materias primas, manera orgánica con un alto compromiso del medio ambiente.
Aquí se dan nuevas prácticas con sentido de conservación, además están restaurando el bosque comestible con árboles frutales para que sea rentable. Cada uno de los integrantes de la asociación se presentó ese día para contarnos sobre su experiencia y cómo han cambiado sus vidas.
Tanto hombres como mujeres han cambiado sus vidas con la evolución de esta asociación. Muchos en algún momento tuvieron que abandonar el campo y emigrar a otros países en busca de una vida mejor. Sin embargo, con el pasar de los años, las condiciones de ciertos lugares cambiaron y decidieron regresar y recuperar las tierras que habían sido invadidas por la guerrilla.
Miguel Durango | @miguelduragro
Al inicio, había poca esperanza. Sobre todo las mujeres sentían que era una causa perdida: los campos producían y todo se perdía porque no había quien comprara. Poro a poco, esto fue cambiando gracias a la llegada de personas clave que no solo los han conectado con restaurantes, si no también los han enseñado a mejorar sus producciones así como obtener nuevas formas de usar sus ingredientes en la cocina, entre ellos está Miguel Durango, experto y explorador en frutos y semillas del Caribe, quien les ha hecho un gran acompañamiento para poner a valer sus campos de forma productiva.
Rosa y su esposo
Rosa Luisa Bertel Méndez VP y parte del comité comercial expresó que ASOCOMAN es en cierta forma una escuela de aprendizaje, donde aprendieron a vender sus productos, le dieron un nuevo valor a los ingredientes y comparte: “Veíamos las cosas pero no las mirábamos como una oportunidad”. Como mujer curiosa que le gusta innovar y transformar ha aprendido a vender experiencias.
Luego, Lenis Terán Hernández empezó diciendo: “Como dice Shakira, nosotras ahora facturamos y yo estoy aquí por celos, porque mi esposo se iba horas a una reunión y yo le dije que yo quería saber qué era lo que tanto hablaban”.
Al darse cuenta de que había una oportunidad en el campo, se animó a participar y revela: “Primera vez que veo unos celos constructivos y ahora, pasamos de ser unos vecinos que ni siquiera se integraban a ser una comunidad que colabora activamente”.
Integrantes de ASOCOMAN
Aquí se organizaron: los niños reciben desde jóvenes formación sobre la importancia de la asociación pero también reciben atención mientras sus padres y madres trabajan.
En Asocoman les enseñan a mejorar sus producciones, existe el comercio justo e incluso les enseñan a utilizar de otras formas los ingredientes que cultivan.
Hoy en día venden a varios restaurantes así como bares, productos de la despensa nacional para sus propuestas, como Celele, donde Jaime Rodríguez no solo adquiere mercancía, la paga a un precio justo y les enseña también nuevas opciones para cocinar cosas nuevas y se atrevan a innovar.
GRANITOS DE PAZ, JARDÍNES AROMÁTICOS AL PLATO
Yarlis Ortiz de Granitos de Paz
Celele también se surte de la fundación, Granitos de paz, con 20 años comprometida con la erradicación de la pobreza extrema en Cartagena a través de diversas iniciativas.
Para conocer más, fuimos a visitar la casa de Yarlis Ortiz, agricultora de esta fundación quien estaba acompañada de la técnica agropecuaria Angie Martínez para enseñarnos su frondoso huerto lleno de flores y hierbas aromáticas.
DE LA PLAYA AL JARDÍN
Yarlis nos cuenta que hace años vendía cosas en la playa, pero un día llegaron al colegio de su hijo para enseñarle de emprendimiento y cultivo de flores.
“Un día trajeron un proyecto para los jóvenes, para que fueran a sembrar y tuvieran un dinerito para cuando fueran a a estudiar, pero mi hijo tenía como 13 años y yo decía, - No le va a importar eso. Por eso, yo le dije al coordinador que si yo podía tomaba el taller y ahí me fueron capacitando. Empezamos sembrando albahaca y ahí me fueron capacitando.
Cuando estuvimos listos, empezamos vendiendo espinaca y… ay Dios mío, el primer pago creo que fueron 20,000 30,000 pesos, pero yo decía, -No, yo no quiero eso, yo quiero más. En la fundación premiaban en diciembre a los mejores vendedores y yo decía, - Yo tengo que estar ahí en esos grupos, no puedo quedarme atrás. Eso incentivaba para que nos animáramos más. Y ahí fui dándole hasta que hoy le damos gracias a Dios porque actualmente soy una de esas personas”.
Mira, ¿y tú le hablas a tus matas?
Angie Martínez | Técnica agropecuaria
Yo soy cristiana, para la gloria del Señor y a través de su palabra, nos enseña todas estas cosas. Sin embargo, si por ejemplo ese palito no quería florecer, yo le digo "Si no floreces, sabes que te tengo que mochar" y mire, hoy está floreado. Ellas están vivas, sienten. Usted ve que una mata está ahí, apenas usted empieza a abonarla, empieza echarle su habla, usted ya le va viendo el cambio, porque las plantas son como nosotras y sienten y saben cuándo las queremos y cuando no. Hoy gozo con todas mis flores.
Comparte orgullosa que hoy en día le vende a 50 restaurantes del centro histórico, entre ellos Celele donde las flores más que una decoración, son ingredientes que brindan textura y notas de sabor a los platos.